V Jornadas de Filosofía
abierta
Instituto Superior del
Profesorado
Dr. Joaquín V.
González
Conferencia de Rubén Dri :
Filosofía del sujeto
Miércoles, 25 de septiembre de
2013
Espero poder aportar [en estas Jornadas] algunos
elementos para que nos ayuden a pensarnos a nosotros mismos, pensar nuestra
realidad, a transformarnos y a transformar la realidad, creo que esta es la
función fundamental que debe cumplir la filosofía. Cuando [me propusieron] tener
una intervención en estas Jornadas, yo pensé que el tema… tal vez importante
sobre el que podía aportar algo es el tema del sujeto. Entonces, propuse como
tema una Filosofía del sujeto.
En realidad, el pensamiento moderno, la
filosofía moderna, comienza siendo una filosofía del sujeto, y esto tiene que
ver con un contexto muy específico, que ha sido muy bien planteado por Marx en
su célebre Manifiesto del partido
comunista. Allí Marx dice que hay un nuevo sujeto, el sujeto moderno que es
la burguesía, que ha planteado una verdadera revolución mundial, transformando
toda la realidad a su imagen y semejanza. Es decir, que la realidad ahora es
transformada por este nuevo sujeto, este nuevo sujeto burgués que es el sujeto
que desarrolla el capitalismo.
El primer filósofo tal vez que plantea con
mucha claridad que pasamos de una filosofía del objeto a una filosofía del
sujeto es Descartes, quien plantea partir simplemente de él mismo, o partir de
su conciencia. Es decir, poner absolutamente todo en duda, y cuando ha dudado
absolutamente de todo, solamente queda su conciencia: “pienso”. Es decir, en el
pensar “existo”, y [desde] ahí, tratar de reconstruir todo el universo
cultural, el universo científico, es decir, toda
la concepción de la realidad.
Poco tiempo después, el gran filósofo que fue
Hegel planteó que todo depende de que se vea la realidad no simplemente como sustancia, sino como sujeto. Y a partir de ahí, es que
comienzan estas expresiones. Nosotros estamos muy acostumbrados a pensar la
realidad como objetos y no como sujetos, a pesar de que la filosofía moderna
comienza siendo [una] filosofía del sujeto. Es decir, para nosotros, la
realidad son las cosas, son los objetos que nosotros tenemos delante de
nosotros. Hegel dice: “hay que cambiar la visión”. Es decir, la verdadera
realidad no está constituida por los objetos, sino que está constituida por
nosotros. Es decir, está constituida por los sujetos. Los sujetos que están
siempre en relación, en relaciones subjetivas. Por lo tanto, el sujeto y sus
relaciones intersubjetivas son los que constituyen la verdadera realidad. Y
distingue dos tipos de realidad: una es la realidad en sentido “liviano”, es
decir, en sentido débil, que es la realidad de los objetos. Y la realidad en
sentido “fuerte”, que es la verdadera realidad, que es la realidad de los
sujetos. Es decir, la verdadera realidad somos nosotros.
Ahora bien, ¿qué es un sujeto? En Hegel nunca
nos encontramos con definiciones, porque definir algo es limitar algo. Y la
verdadera realidad es ilimitada. Y sobre todo cuando estamos hablando de la
verdadera realidad que es el sujeto, el sujeto es ilimitado, el sujeto es el
universal, por lo tanto, nunca se lo puede encapsular en una definición. Lo que
nosotros podemos hacer son acercamientos al sujeto. Podemos hablar de
definiciones entendiendo que no son verdaderas definiciones, sino que
constituyen tipos de acercamiento a esa realidad infinita, o a esa realidad
universal que es el sujeto.
Y uno de estos acercamientos dice lo siguiente:
“El sujeto es el movimiento de ponerse a sí mismo” o “el movimiento de crearse
a sí mismo”. Y en primer lugar, el sujeto
es movimiento. Apenas nosotros escuchamos esta palabra, inmediatamente nos [trasladamos]
imaginativamente al movimiento local, es decir, pensamos que el movimiento
significa “moverse desde un lugar a otro lugar”, localmente. Bueno, en
realidad, tenemos que pensar en otro tipo de movimiento que no se trata del
movimiento local, se trata de ese movimiento que se realiza en el interior del
sujeto. Es decir, nosotros nos movemos, nos estamos moviendo generalmente en un
mundo en el cual nosotros no lo pensamos como movimiento, sino que lo pensamos
como realidades estáticas. Si yo les pregunto a Uds. si en este momento están
pensando que Uds. se están moviendo, tal vez Uds. me digan que no, que no es
así… Por eso… veo muy pocos movimientos, allá vi un movimiento, pero son muy
pocos los movimientos que veo y, sin embargo, todos Uds. se están moviendo.
Tanto se están moviendo que Uds. son diferentes de aquellos sujetos que
entraron acá. Desde que Uds. entraron acá hasta este momento, ya son los
mismos, son otros de Uds. mismos. Es decir, no son los mismos, pero sí son los
mismos. Es decir, son Uds. mismos en el otro de Uds. mismos. No sé si se
entiende… No, no se entiende…
[Risas]
Ahí estamos hablando del verdadero movimiento.
Es decir, para poder captar esto con mucha claridad, nosotros tenemos que tomar
esto en un período más largo que el período desde el momento en que Uds.
entraron hasta este momento. Pensemos nosotros en un lapso por ejemplo, de diez
años. Solamente que, si dentro de diez años, piensan o se piensan Uds. mismos
desde cuando estaban acá hasta aquel momento, se van a dar cuenta cómo se han
transformado. Pero esa transformación no se produjo en un momento, sino que se está
produciendo ahora. Es decir, ahora
estamos cambiando, ahora somos otros que nosotros mismos, pero esos otros que
nosotros mismos somos nosotros mismos. Es decir, continuamente nos estamos
cambiando, por eso el sujeto es el movimiento. Por lo tanto, no hay un sujeto,
no somos sujeto, sino que somos el subjetualizarnos, somos el hacernos sujeto.
El “ser sujeto” significa el “hacerse sujeto” y el “hacerse sujeto” es un
continuo hacerse sujeto. Ahora, ese “hacerse sujeto” es “ponerse”. Yo me
“pongo” como sujeto y naturalmente que “ponerme” significa a su vez que no soy
sometido por otro en la posición. Es decir, no soy “puesto” por otro, sino que
yo mismo me pongo a mí mismo. Y aquí hay una expresión muy común de nuestro
lenguaje, del lenguaje ordinario que expresa lo siguiente: “Si no te cuidas, te
llevan puesto”. Y cuando “nos llevan puesto”, nos llevan puestos como objetos,
no como sujetos. O nosotros nos ponemos [como sujetos], o nos ponen [como
objetos]. Si nos ponen, nos ponen como objetos, y no como sujetos. La única
manera de ser sujeto es ponerse uno mismo. Es decir, uno es el que tiene que
ponerse como sujeto.
Y el ponerse como sujeto significa a su vez el
crearse como sujeto. El tema de subjetualidad es un tema de creación. Ahora
bien, uno no puede crearse sin crear. Es decir, no hay manera de crear sin
crearse. El crear es crearse, el crearse es crear. Por eso es que nosotros no
podemos estar sin hacer absolutamente nada. Yo les propondría a Uds. que
piensen, por ejemplo, cuánto tiempo aguantarían unas vacaciones en las cuales
no tuviesen que hacer absolutamente nada. Inmediatamente, se aburrirían. ¿Y por
qué se aburrirían? Porque están contradiciendo absolutamente su propia esencia,
su propio ser, que es ser creador. Y que, por lo tanto, es movimiento. Esto es
lo que dice Hegel, es el movimiento de ponerse a sí mismo o el movimiento de
crearse. Pero este crearse es al mismo tiempo, crear. Por lo tanto, en este
momento, todos estamos creando. Yo estoy creando, estoy repensando lo que estoy
diciendo, lo que estoy creando y, al crearlo me estoy creando a mí mismo, me
estoy transformando. Y Uds. están pensando qué es lo que yo estoy diciendo y,
al pensarlo, a su vez Uds. lo están recreando. Por ahí lo están contradiciendo
o no contradiciendo, pero Uds. lo están recreando. Es decir, Uds. están
actuando como yo estoy actuando. De manera que yo me estoy poniendo como sujeto
y Uds. están haciendo lo mismo. Y si no están haciendo lo mismo, o simplemente
lo están recibiendo, se están objetualizando, o sea, se están negando como
sujetos.
Por eso es que el sujeto siempre,
necesariamente, es un sujeto crítico. Crítico, ¿qué quiere decir? Que
naturalmente recrea lo que recibe y al recrearlo, lo transforma. No puede de
ninguna manera recibirlo como un recipiente. Un recipiente es un objeto que
recibe algo pero que no lo recrea. El sujeto, continuamente lo recrea. Por lo
tanto, creo que nos acercamos un poco a esta primera aproximación a lo que nos
dice Hegel del sujeto: el sujeto es el movimiento de ponerse a sí mismo, es el
movimiento de crearse a sí mismo.
Llevemos esto, antes de avanzar, a nuestra vida
social, política, a nuestra vida real. El trabajador, por ejemplo, que pierde
absolutamente su trabajo, que es dejado afuera de la sociedad y que,
finalmente, decide cortar una calle, por ejemplo, para reclamar determinados
derechos, es ese sujeto que ha sido negado como sujeto, ha sido dejado como un
objeto, que ahora se afirma a sí mismo, se pone como sujeto, y dice: “Aquí
estoy yo”. Esta posición como sujeto es lo que lo hace propiamente sujeto. O
es, cuando, por ejemplo, ya sea en la escuela, ya sea en la clase, ya sea en la
familia, el sujeto se pone a sí mismo frente a determinada orden, o frente a
determinadas disposiciones, por ejemplo, se planta y dice: “Aquí estoy yo”, es
decir, “No estoy de acuerdo con esto”, es una manera de ponerse. Pero no
solamente esa es una manera de ponerse, otra manera de ponerse es, por ejemplo,
convocar a una reunión, otra manera de ponerse es construir una agrupación o
hacer una determinada jornada, es decir, son maneras de decidir, son maneras de
ponerse, son maneras de construirse como
sujetos. Pero este movimiento de creación, de posición, es el movimiento
que propiamente nos construye como sujetos.
Fíjense Uds. a su vez, cómo de acá podemos
sacar nosotros una conclusión fundamental sobre el sistema en general que hoy
domina el mundo, por lo menos, el mundo occidental, digamos el que domina
universalmente, que es el sistema capitalista. Si el sujeto es el movimiento de
crearse a sí mismo, que es crearse y crear, y el crear es siempre crear
objetos, el sujeto se construye creando aquello que, a su vez, revierte sobre
el sujeto que lo ha creado. Es decir, en el proceso de creación, la creación es
autocreación cuando el objeto, o el mundo que se crea, es un mundo en el cual
el sujeto a su vez se realiza. Ahora bien, si el objeto, creado por el sujeto,
es un objeto que se independiza del sujeto y se transforma, a su vez, en un
sujeto que domina al sujeto que lo ha creado, se pervierte el mismo acto de la
creación. Y eso es lo que realiza el capitalismo como sistema. ¿Por qué? Porque
el objeto que uno crea es un objeto que se transforma, que adquiere una
determinada independencia. Esa independencia del objeto es lo que constituye
propiamente el capital.
Es decir, el capital en el sentido legal de la
palabra, es un sujeto creado por otro sujeto. Es decir, es un sujeto que ha
sido creado y que domina al sujeto que lo ha creado. Por eso, a su vez, este
sujeto creado, es el sujeto que establece las leyes de comportamiento de una
sociedad. Por eso… de esta manera estamos analizando el capitalismo, no en sus
efectos económicos, que naturalmente que es fundamental hacer ese análisis,
sino que estamos analizando al capitalismo como sistema a partir de la
concepción antropológica. Es decir, como sistema, es un sistema que hace que el
sujeto se empobrezca cada vez más como sujeto en la medida en que toda su
fuerza la va cediendo a la construcción de este sujeto que es su propia
creación [el capital]. Por eso, cuando Marx dice que el obrero se empobrece
cada vez más en la medida en que crea la riqueza, no está hablando simplemente
del problema económico, sino que está hablando también antropológicamente. Es
decir, se trata del empobrecimiento del sujeto. Porque el sujeto va perdiendo
fuerza en la medida en que esa fuerza la va entregando al capital. El capital,
que se transforma en el verdadero sujeto que domina a todos esos sujetos que lo
han creado y que ahora se transforman en objetos.
Podemos avanzar, y seguir avanzando más en aproximaciones
a la concepción del sujeto y ahora, podemos analizar las relaciones
intersubjetivas. El sujeto es el movimiento de reconocer y ser reconocido, esta
es otra aproximación del sujeto. Es decir, nosotros somos sujetos en la medida
en que reconocemos a otros sujetos como sujetos y somos reconocidos por otros
sujetos como sujetos. Se da entonces lo que Hegel denomina el movimiento del
reconocimiento. Para poder aproximarnos más a este concepto, tan importante,
podemos pensar, o podemos imaginarnos ahora a cada uno de nosotros cuando
salíamos del vientre materno, o podemos verlo en los bebés que salen del
vientre materno. Y vamos a ver que, apenas salimos del vientre materno,
comenzamos a luchar por el reconocimiento. El bebé comienza a luchar por ser
reconocido. Va a luchar naturalmente para satisfacer sus necesidades
materiales, pero no solamente por eso, sino también por ser reconocido. Sino, basta
dejarlo un poco solo, y vamos a ver cómo patalea y llora, porque no se lo está
reconociendo en aquel momento. Si nosotros tuviésemos acá, a medida que vamos
haciendo nuestras reflexiones filosóficas, unos cuantos bebés, ya tendríamos
que dejar estas reflexiones porque no
nos dejarían en paz. Y tendrían absolutamente razón, porque no los estaríamos
reconociendo. Entonces, esa lucha por el reconocimiento la iniciamos desde el
comienzo.
Ahora bien, tenemos que tener en cuenta lo
siguiente. En esa lucha por el reconocimiento, se trata del reconocimiento como
sujeto. Porque nosotros, no solamente somos sujetos, sino que somos
sujeto-objeto. Es decir, el momento objetual es un momento propio del sujeto.
No hay un sujeto puro, sino que el sujeto siempre está contenido, digamos así,
por el momento objetual. Tal vez en lugar del momento objetual, podemos hablar
de la contención, y con esto lo entendemos mejor. Es decir, todos necesitamos
una contención. Este concepto es un concepto muy habitual, por todos los
conocimientos psicológicos que tenemos. Ahora bien, la contención la podemos
interpretar también como ese momento objetual del que nos habla Hegel.
La lucha por el reconocimiento es una lucha
para ser reconocido propiamente como sujeto. Lo que significaría entonces la
destrucción del momento objetual. Si propiamente nos reconocemos como sujetos,
ese momento objetual desaparece o tiende a desaparecer. Ahora, no puede
desaparecer completamente, porque si el momento objetual desaparece
completamente, es el sujeto el que desaparece. Porque el sujeto no puede estar,
no puede, de ninguna manera, existir, sin ese momento objetual. Tal vez para
que podamos entender mejor esto, pensemos lo siguiente: a ver, cada cual piense
cómo puede representarse su momento subjetual. Es decir, lo voy a preguntar de
otra manera: ¿alguno de Uds. ve un sujeto? ¿Alguno de Uds. vio alguna vez un
sujeto? ¿Alguna vez Uds. percibieron al sujeto? (percibir con los sentidos) o
¿se pueden representar el sujeto? [La respuesta es]… No, no hay manera de
representar al sujeto, porque nosotros, si queremos representar al sujeto, lo
representamos en un cuerpo, lo representamos en un organismo, pero ese no es el
sujeto. Entonces, el sujeto ¿qué es?
Hegel dice: “El sujeto es la absoluta
negatividad”. Porque es la negatividad de lo objetual. Esa negatividad de lo
objetual no puede existir sin lo objetual, sin ese momento objetual. En la
lucha por el reconocimiento, lo que debe desaparecer es el momento objetual
para que, realmente, el reconocimiento sea reconocimiento de sujeto a sujeto.
Es entonces cuando desaparece, por ejemplo, la utilización del otro. Porque la
utilización del otro es posible porque existe el momento objetual. Y entonces
al otro ya se lo interpreta, se lo ve como objeto y no como sujeto. Ahora bien,
en el mutuo reconocimiento la tendencia, aquí tenemos que hablar de tendencia,
o la dirección es la supresión del momento objetual para que el reconocimiento
sea reconocimiento de sujeto a sujeto. En esta etapa del reconocimiento, se
trata de la desaparición del momento objetual y, con la desaparición del
momento objetual, si desaparece realmente el sujeto, entonces hay un temor
siempre en esta relación. Y, por lo tanto, en esa relación, ese temor lleva a
uno de los que está luchando por el reconocimiento, a retroceder y a someterse.
Y es entonces que se da lo que Hegel denomina la relación entre el señor y el
siervo, o el amo y el esclavo.
Esta relación, es una relación que se da
siempre… Porque la relación siempre es, en este sentido, asimétrica. Es decir,
hay alguien que ejerce un poder sobre el otro y, en el mutuo reconocimiento, en
la relación de uno con otro siempre se ejerce un poder de uno sobre otro. Ahora
bien, se trata de lo siguiente: de que este poder que se ejerce de uno sobre el
otro no sea un poder de dominación, sino que sea un poder que se oriente hacia
la creación, y no hacia la dominación. Pero, no se puede, de ninguna manera,
escapar a esta relación de poder. Y, para hacerlo claro, acá yo estoy
ejerciendo una relación de poder sobre Uds. y no puede ser de otra manera.
Pero, cuando Uds. me preguntan a mí, o me responden, Uds. están ejerciendo una
relación de poder sobre mí, y no puede ser de otra manera. El problema es si
esa relación de poder que ejercemos, es un poder para la dominación o es
simplemente este poder creativo, en el cual esta relación asimétrica se
transforma en una relación creativa que va orientada hacia la terminación de
esa relación asimétrica, aunque esa relación asimétrica no pueda nunca
eliminarse completamente. Porque la relación de poder es una relación
asimétrica. Por eso decimos: el sujeto es el movimiento de crearse a sí mismo,
el movimiento de ponerse a sí mismo. Y uno no puede crearse a sí mismo sin
ejercer poder. El crear es un ejercicio de poder. El poner-se es un ejercicio
de poder. El construirse como sujeto es construir poder. No se puede, de ninguna
manera, construir un sujeto sin construir poder.
El problema es, realmente, si ese poder va a
ser un poder de dominación o va a ser un poder de servicio, para decirlo de
alguna manera, o sea, un poder creativo, un poder que hace que esa relación sea
una relación realmente creativa en la cual este poder que se ejerce sobre el
otro incite a su vez al otro a ejercer su propio poder. Y entonces se establece
una dialéctica de poderes que no es una dialéctica de poderes de dominación,
sino que es una dialéctica de poderes creativos. Esto sería entonces, digamos,
la realización del mutuo reconocimiento. Pero, como les decía, en esta relación
de mutuo reconocimiento, como ese mutuo reconocimiento significa de alguna
manera la destrucción o la muerte de ese momento objetual, de ese momento de
contención, siempre hay este temor, entonces, esa tendencia a someterse, es
decir, esa tendencia a quedar objetualizado, a objetualizarse.
Hegel dice que en esta relación, puede suceder
lo siguiente: que, cuando aquel que ha temido y, por lo tanto, se somete, hace
una experiencia sumamente importante. Esa experiencia importante es la
experiencia del temor, de la angustia. Y la experiencia de la angustia consiste
en que todo el momento objetual, todo el momento de la contención, ha
desaparecido completamente, y se produce lo que Hegel denomina la fluidificación, es decir, que todo
aquello que estaba contenido en el sujeto, todo aquello que aparecía como
sólido, como aquello que lo contenía completamente al sujeto, desaparece. Y el
sujeto, entonces, hace la experiencia de lo que es la pura subjetualidad. Y la
pura subjetualidad viene a ser la pura negatividad. Y la autoconciencia, que es
la absoluta negatividad, de la cual solamente podrá salir en la medida en que,
debido al sometimiento que tiene con respecto al señor, se ve obligado a crear.
Es decir, se ve obligado a trabajar. Y, en el trabajo, va creando una realidad,
y esa realidad que él va creando, es una realidad en la que se encuentra a sí
mismo. Porque, en esta realidad que él transforma, de hecho, lo que transfiere,
es su propia subjetualidad, la transfiere a esa realidad que él crea, y
entonces, va creando un mundo en el que se ve a sí mismo.
Como ese mundo que él está creando, en el que
se ve a sí mismo, es un mundo que tiene subsistencia, que tiene independencia,
digamos, es acá donde este sujeto logra su propia independencia con respecto a
esa relación que tenía con el amo. Es decir, en el mundo del trabajo, encuentra
su propia creación. Y volvemos entonces a uno de los acercamientos que veíamos
en el movimiento de crearse a sí mismo y ese movimiento de crearse a sí mismo
es el movimiento de crear. Se ve en el mismo mundo que él crea: es a partir de
ahí precisamente que va a partir Marx para comenzar a trabajar el tema del
trabajo y, en el capitalismo, el tema del proletariado o el obrero, que es el
que va creando este nuevo mundo, en el cual el sujeto se va a poder realizar
plenamente. Pero acá hay un tema, que es el tema del trabajo como creación que
se va a ser absolutamente distorsionado por el capitalismo. De ahí que volvemos
entonces a ese momento del sujeto como creación en el cual nosotros tenemos que
vernos a nosotros mismos. Es decir, nosotros como sujetos somos esencialmente
creativos. Si nosotros vemos el espacio en que nos encontramos, todo esto que
está acá es producto de la creación humana, es producto de nuestra creación. Y
en este sentido, nosotros no podemos existir sin crear. Y se nos presentan acá
nuevos problemas. Es decir, qué pasa, por ejemplo, con la ecología. Uno de los
grandes temas que afectan a nuestro mundo actual, es el tema de la destrucción
de la naturaleza que se está produciendo a través de la industria.
Hay una primera crítica, que aparece con mucha
claridad, que se expresa de la manera siguiente: es el capitalismo que nos
lleva a la destrucción de la naturaleza. Por lo tanto, si nosotros logramos
superar el capitalismo, ya nos encontraríamos con un hábitat en el cual no se
produciría la destrucción de la naturaleza. Lo cual es una parte de la verdad,
pero no es toda la verdad. ¿Por qué motivo? Porque si es cierto que el sujeto
es esencialmente creativo, la creación produce necesariamente la destrucción.
La creación exige una destrucción previa, el momento de la negatividad, que es
el momento de la creación.
Ahora bien, esto nos llevaría entonces a
repensar nada menos que todo el tema de la industrialización. Es decir, la
industrialización entonces, es un fenómeno o es una actividad necesariamente,
que debe continuar de esta manera o hay que repensarla de otra manera. Cuando
se dice, por ejemplo, que la economía debe crecer, ¿qué es lo que se está
diciendo en realidad? Porque si la economía debe crecer, debe crecer la
destrucción. ¿En qué sentido debe crecer la economía? Yo creo que esto hay que
repensarlo, precisamente a partir de lo que estamos diciendo, que hay una
realidad que el sujeto como sujeto es esencialmente creativo. Si ese sujeto es
esencialmente creativo, es un sujeto también destructivo. No se puede crear sin
destruir. Ahora bien, ¿en qué sentido hay que destruir para crear? O ¿en qué
sentido la destrucción es creación o la creación es destrucción? ¿En qué
sentido, por lo tanto, debe ser superada o no?
Y fíjense Uds. que aquí nos encontramos con
problemas que… la filosofía no constituye simplemente reflexiones profundas
conceptuales que no tienen que ver con nuestra vida diaria. Si no tienen que
ver con nuestra vida diaria, dejémosla para aquellos que se quieren divertir en
este momento, que se quieren fugar de la realidad. La filosofía tiene que ver
con nuestros problemas reales. Nuestros problemas reales hoy, por ejemplo,
están constituidos por problemas tales como la destrucción de la naturaleza,
para citar uno de los problemas. Y entonces, ¿qué es lo que hay que hacer, por
ejemplo, frente a una realidad como, por ejemplo, la cuestión de la explotación
de las minas? Supongamos nosotros en Famatina. Allá van a decir, la comunidad
de Famatina va a decir: “Famatina no se toca, porque si se toca, a nosotros nos
envenenan el agua, nos destruyen el hábitat, nos destruyen la vida, por lo
tanto no se toca”. Pero, sin embargo, desde el Estado provincial van a decir:
“Pero esas minas son de una riqueza propia del Estado, nosotros tenemos que
aprovecharlas”. Entonces, ¿se toca o no se toca? ¿o se toca de otra manera?
Estos son todos problemas reales que tenemos que verlos pragmáticamente, pero
también tenemos que ver a partir de la concepción real del sujeto colectivo,
del sujeto en una determinada realidad que transforma la realidad.
Entonces, toda la filosofía del sujeto es una
filosofía que tiene que ver con nuestros problemas reales, que no es
simplemente algún tipo de elucubración filosófica por las nubes, o que
solamente interesa a determinadas personas, a determinados grupos o a determinada
gente. Tiene que ver con nuestra vida diaria. La filosofía no es un tipo de
reflexión que solamente la pueden hacer algunas personas. De hecho, Gramsci ha
dicho una gran verdad cuando dijo que todos hacemos de filósofos. Esto es,
constituye nuestra propia esencia, el ser filósofo. Ser filósofo es tener esta
visión de la totalidad de los grandes problemas que tenemos. Esta visión la
tenemos todos de una o de otra manera. Lo que tenemos que tratar es de que sea
una visión crítica, una visión fundamentada, una visión que nos ayude a ser
mejores, a poder vivir mejor, a poder vivir en relaciones que sean
verdaderamente humanas, relaciones en las que nos podamos realizar de la forma
más completa posible.
Con estas expresiones, voy terminando esta
introducción y quedo a disposición de Uds. para lo que quieran preguntar o
reflexionar. Muchísimas gracias.
Pregunta del público: … Entonces la cuestión es: ese sujeto creativo, ¿de dónde sale?
Rubén Dri: Sí, yo quería repensar el sujeto…
En general, el sujeto se ha pensado, en los sistemas económicos, por ejemplo,
cuando se habla del trabajo, parece que se habla simplemente de la producción
material. En realidad, tenemos que pensar el trabajo en una dimensión
mucho más profunda. No simplemente el tema de la producción material, que es
básica y es fundamental, sino el tema del trabajo
como creación del propio sujeto. Ahora bien, en una distorsión del sistema
creativo que se produce en el sistema capitalista, tenemos una sociedad en la
cual la autocreación del sujeto, a su vez, es una destrucción, a largo plazo,
que se va produciendo por esa distorsión. Entonces, ¿cuál es la solución? Naturalmente
que no hay una solución, sino que hay… No hay una receta, pero sí la
posibilidad de poder cambiar esa distorsión que se ha producido. Y eso
significa la revolución. Ahora, naturalmente que hay que repensar la revolución, no como un acto que se produce en
un determinado momento, sino como un
proceso que tiene que ir produciéndose. Y en un ámbito, en un sistema
distorsionado como es el sistema capitalista, en el cual nosotros vivimos,
tenemos que encontrar los ámbitos en los cuales nosotros nos podemos realizar como sujetos, naturalmente
condicionados por el sistema. Pero, crear ámbitos en los cuales, la lógica propia
del capital no funcione como tal. Para hacerlo concreto, yo me desenvuelvo en
determinados ámbitos: ámbitos familiares, ámbitos de trabajo, ámbitos de
investigación, ámbitos que pueden ser el sindicato, etc. En esos ámbitos, ¿por
qué yo tengo que obedecer completamente a las leyes del capital, a la lógica
del capital? ¿Por qué no puedo comportarme con otra lógica que vaya
cuestionando la lógica del capital? Yo creo que ese es un proceso que sí nos podemos,
mejor dicho, que nos debemos dar. Es decir, es posible cambiar eso. Solamente
que no se lo puede cambiar de un momento para el otro, sino que es un proceso
de cambio. Pero yo creo que tener un poco de claridad, precisamente sobre este
tipo de concepciones, sobre este tipo de distorsiones, nos puede ayudar bastante
para ir orientando nuestra práctica…
Pregunta del público: En ese sentido, cuando nos damos cuenta de la
distorsión, al tomar conciencia de las relaciones de poder, de la importancia
del reconocimiento… nosotros que nos vamos a desempeñar como docentes en la
escuela media, por ejemplo, ¿para Ud. tiene algún sentido, digamos, dar cuenta
de todos los problemas, introducir alguno de los conceptos, las ideas
principales de Hegel en la escuela?... ¿Ud. lo ve como posible? Y si es
posible, alguna punta para uno que intenta incursionar en el ámbito de la
enseñanza de la filosofía en secundaria y, a veces por miedo, por el riesgo de no
introducir temas complejos, y termina reduciendo todo a una cosa que no sirve
para nada… No sé si me expreso….
Rubén Dri: Te expresás muy bien… Yo te
respondería en dos niveles: en el nivel de la práctica y en el nivel de la
teoría. En el nivel de la práctica, en lo siguiente… Yo, como profesor, como
maestro, como maestra, como profesora, primero tengo que tratar de hacer que mi
relación con los alumnos no sea meramente la relación de profesor a alumno,
sino que sea una relación de sujeto a sujeto. Sujetos que cumplen funciones
diferentes. Pero, para mí, el alumno, o la alumna, no es simplemente un alumno
o una alumna, sino que es un determinado sujeto que tiene todos sus problemas,
como yo tengo mis problemas. Y aquí cumplimos funciones distintas, pero, en
esas funciones distintas, tratamos de superar lo que es la mera función,
digamos, profesional, y la transformamos en una relación vital, en una relación
de sujetos. Yo diría, en primer lugar, esto. En segundo lugar, entonces, se
trata de traducir esto en un lenguaje accesible. Esto es posible, es posible.
Es decir, en este sentido, yo tengo bastante experiencia. He tratado estos problemas
difíciles de la dialéctica, lo he tratado en distintos ámbitos y, es posible
hacerlo. No es necesario, incluso, “bajar” el nivel. Puesto que no se trata de
niveles, sino que se trata del lenguaje… Es decir, [se trata de] un lenguaje
que lo podamos compartir, realmente…Esto sí es posible, y hay que hacer el gran
esfuerzo para hacerlo, y no hay que tener miedo de hacerlo… Además, es una de
las experiencias más lindas que hay… Porque es un contacto vital, es un
contacto vivo, un contacto de sujeto a sujeto, que es lo mejor que nos puede acontecer,
y es lo que más nos realiza, ese movimiento de reconocer y ser reconocido. O
sea, eso que expresábamos en la dialéctica de reconocer y ser reconocido, en el
ámbito pedagógico, es fundamental. Como es fundamental en todos los ámbitos,
sólo que se da en forma distinta…
Comentario: Partiendo
de sus conceptos y de los de la compañera… hay que tener gran cuidado con la
simplificación…
Rubén Dri: Sí, siempre hay un peligro… el
problema de la simplificación, pero no hay que tener miedo a traducir en un
lenguaje accesible aquello que aparece con una terminología realmente muy
técnica. Muchas veces, la terminología
muy técnica sirve para ocultar el derecho al pensamiento…
[Fin de la grabación]
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