El presente trabajo tiene como objetivo comprender los sujetos políticos analizados por distintos pensadores a lo largo de la historia. Para ello es necesario comprender la política como la articulación constante entre teoría y praxis. Esta comprensión nos permitirá observar a los sujetos en calidad de activos o pasivos según lo distingan los autores.
Optamos por la obra Principios metafísicos del derecho natural perteneciente al filósofo Emmanuel Kant (1724-
1804) para articular y al mismo tiempo contraponer sus reflexiones políticas
con las obras de Jean Jacques Rousseau (1712- 1778) Contrato Social y el Discurso sobre la desigualdad de los hombres. Paralelamente
analizaremos algunas ideas del pensador Karl Marx (1818- 1883) extraídas de sus
escritos La Guerra civil en Francia.
Por último concluiremos nuestras ideas con una reflexión respecto de lo que
sucede en la actualidad. Para ello tomaremos en cuenta las ideas de Cornelius
Castoriadis.
Respecto del primer pensador citado observamos
que se destacan tres atributos relevantes propios de la condición de ciudadano.
A saber: deben obedecer a la ley -a la cual le dieron su sufragio – ,
comparten la igualdad civil - la cual
supone al pueblo como superior garante de facultad moral para obligar
jurídicamente a reconocer tal igualdad- y están dotados de independencia civil, explicada en palabras del mismo Kant “consiste en ser deudor de su existencia y su
conservación, como miembro de la republica, no al arbitrio de otro en el pueblo
sino a sus propios derechos y facultades”.
Teniendo en cuenta estos atributos podemos
afirmar que para Kant el sujeto político-llámese ciudadano- posee como facultad
primordial el sufragio. A través del mismo se dota de capacidad activa en tanto
que debe poner en juego su voluntad. Por oposición encontramos que el ciudadano
pasivo, para el autor, es aquel que debe su existencia a otros; carece de
personalidad civil. Y finalmente el pueblo es el superior universal que engloba
a una multitud de sujetos. El pueblo se constituye en un contrato primitivo a
través del cual se abandona la libertad salvaje y se alcanza la libertad
enmarcada en la dependencia jurídica. El pueblo, entonces, no puede ser su
propio gobernador; el pueblo se somete a la ley; es obligado por ella. La ley
emerge como soberana.
En línea con lo planteado por Kant, Rousseau,
contrapone la idea de hombre natural con el hombre civilizado para comprender a
los sujetos políticos. El hombre civilizado comprenderá al burgués y al
ciudadano. Por el contrario el hombre natural incluye al hombre natural salvaje
y al hombre natural que vive en sociedad. Este salvaje se guía por el amor a sí, vive de manera autárquica. No
tiene moralidad, ni creencias, ni razón ni lenguaje.
Teniendo en cuenta al roussoniano Contrato Social es a través de él en el que el hombre pierde
su libertad natural y adquiere libertad civil y propiedad de todo lo que posee.
De allí que se debe distinguir la libertad natural cuyo límite son las fuerzas
del individuo, de la libertad civil, regulada por la voluntad general. La idea de contrato supone un compromiso
entre partes, un reconocimiento mutuo. En oposición a Hobbes el cual sostiene
la idea de pacto; la cual mantiene un reconocimiento desigual.
Entendemos que para Rousseau, los sujetos
políticos se definen en tanto se pueda comprender la relación de desiguladad
entre los hombres. La desigualdad civil, para el filósofo, nace a partir de la
relación entre los hombres. El origen de la desigualdad, para Rousseau se halla
en el desarrollo de nuestras facultades, en los progresos del espíritu humano y
se legitima por institución de la propiedad y de las leyes. De allí que creemos
que tal reflexión se encuentra en sintonía con su contemporáneo Kant. Para
ambos autores los sujetos políticos adquieren significación en su relación con
la ley.
En paralelo debemos tener en cuenta el problema
de la voluntad. Entender la voluntad, teniendo en cuenta su connotación moderna
nos permitirá reconocer el lugar que ocupan los sujetos políticos. La voluntad
general para el filósofo encuentra expresión en la ley. Se comprende entonces a
la ley no como una limitación sino como una expresión y un reconocimiento de la
autonomía del pueblo. Es una libertad positiva, en oposición a la libertad
negativa propia de la voluntad subjetiva que destina su hacer al libre arbitrio
y en la que la ley adquiere relevancia en tanto que es la que establece los
límites. Es importante reconocer esta relación de los sujetos políticos con la
ley ya que permite visualizar a los mismos como actores activos que hacen a la
praxis política y adquieren el lugar de soberanos.
Rousseau construye la categoría de voluntad
general a partir de la unión entre política (entendida esta como una idea de
comunidad en donde persiste el amor la patria, a las costumbres, a los valores
morales) y razón, interés individual y cálculo racional. La voluntad general
como dijimos emana del pueblo. El pueblo es entonces soberano, aunque por
oposición, el individuo aislado no es el súbdito. El individuo aislado se
considera como tal sólo en el estado de naturaleza; por el contrario, el
individuo en sociedad o el ciudadano propiamente dicho, forma parte de la
soberanía ya que forma parte del pueblo y este debe ser entendido como el que
posee la capacidad de legislar. Esta comprensión que esconde, por un lado un
tinte de movimiento universal, y por otro que comprende al pueblo en su
totalidad, se desprende de lo analizado por Hegel[1].
Rousseau encuentra sus ideas en oposición a
Marx. Creemos que este pensador desarrolla sus reflexiones en torno a las
variables económicas en las que se mueve el pueblo. Allí se da la lucha de
clases, de allí se critica el poder y la riqueza generadora de conflictos.
Rousseau por el contrario analiza la cuestión del poder más que de la riqueza[2].
Del mismo modo, nos interesa analizar cómo ve
los sujetos políticos el alemán Karl Marx. Hacia 1871 el pensador escribe La
Guerra Civil en Francia, escrito en cuyo contenido incluye reflexiones en torno
al rol que asumían los obreros en ese contexto histórico. Para ser más
precisos, La Comuna de París es el acontecimiento histórico puntual en el que
podemos vislumbrar el rol de los sujetos políticos para el pensador.
En primer lugar debemos señalar que La Comuna de
París constituyó una forma de organización política particular cuyos
protagonistas son los obreros. A través de ella, los mismos pueden llevar a
cabo su emancipación, suprimiendo las clases y dejando de lado el trabajo
productivo como atributo de clase. La Comuna de Paris fue un acontecimiento
histórico que duró unos pocos meses pero que supuso la encarnación del proyecto
político de la clase obrera. No constituyó un modelo utópico sino más bien
flexible y sujeto a construcciones que los obreros debían manejar. De allí su
lugar como sujetos políticos.
En tal escrito, se hace alusión a la idea de una
Nueva sociedad caracterizada por una organización comunal que diera rienda
suelta a la unidad, la independencia y se sitúe por encima de la nación, ya que
esta, tal como la define Marx, alimenta una estructura parasitaria.[3]
Durante este período, se decretó la separación de la Iglesia del Estado, y las
instituciones educativas se abrieron y liberaron de toda influencia
eclesiástica. Cada comuna administraría sus asuntos a través de asambleas cuya
representatividad nacional se englobaría en una Asamblea Nacional. Es decir,
los sujetos políticos aquí no adquieren una carga individual sino que forman
una parte indivisible de lo comunitario. No hay mención a ideas de autonomía.
Finalmente los acontecimientos históricos dieron fin a este tipo de
organización siendo invadida la Comuna por las fuerzas de Versalles.
Por último, creemos que al momento de comprender
los sujetos políticos en la historia para estos pensadores, debemos también
concentrarnos en qué entendemos nosotros por sujetos políticos. La concepción a
la que adherimos se vincula con lo planteado por Castoriadis[4]en
su ponencia La democracia como
procedimiento y como régimen. Allí el autor distingue dos concepciones de
la democracia. Por un lado, la que él llama democracia como procedimiento en la cual hace referencia
a una democracia vacía de significaciones imaginarias en el seno de la
sociedad, que se reduce a una visión frágil de la política y por consiguiente a
la concepción de los sujetos políticos como pasivos, ocultos, donde las
decisiones las toman unos pocos reducidos a un espacio privado. Por el contrario, la otra concepción de la
democracia es un régimen participativo,
donde los sujetos políticos se constituyen como autónomos pero no en un sentido
individual que responde a una esfera privada, sino que contrariamente
encuentran en esa autonomía la libertad de participar en los espacios públicos,
punto clave para la democracia. Es desde allí, entonces que se puede cultivar
la creatividad y la imaginación, ocupando los espacios públicos, otorgándoles
contenido a las instituciones democráticas y dándole sentido a los sujetos
políticos. Esto supone una responsabilidad y un compromiso por parte de todos y
cada uno de los que conformamos tales instituciones democráticas.
En conclusión nos interesa comprender las
distintas concepciones de los sujetos políticos, para observar cómo se
construye la historia y asimismo crear una perspectiva abierta a posibles
construcciones de nuevos sujetos políticos en posibles tiempos de democracias
procedimentales.
El peso de la creación está puesto en la
concientización individual. En tanto como individuos nos veamos capaces de
tomar nuestras propias decisiones, seamos consientes de ser libres, en la
medida que el otro también pueda serlo y además tomar posesión de nuestro rol
como ciudadanos activos dentro de una democracia, lograremos el movimiento
propio de las sociedades autónomas. Entendido como acción histórica inscripta
en el día a día, en el aquí y ahora, en el hoy y también en el ayer.
Paloma Rocío Candía
Comisión D- Ciclo lectivo 2013
Fuentes:
Kant Emmanuel, Principios Metafísicos del Derecho Natural, 1786 Segunda parte Del derecho de ciudadanía.
Rousseau Jean Jaques Contrato Social Principios de derecho político, 1762
Karl Marx, La
guerra civil en Francia, 1871
Castoriadis Cornelius, La democracia como procedimiento o como régimen, Ponencia 1994
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