por Ursula Urbancic
TM Ciclo lectivo 2015
La
modernidad fue por largo tiempo considerada como la etapa del desarrollo de la
civilización y del progreso humano. Hoy sabemos que tuvo su “lado oscuro”, el
que Mignolo (2010) señala como la colonialidad. Se trata de dos caras de una misma moneda
y las cuales se pertenecen mutuamente. Sin colonialidad no hay modernidad.
Dussel (1994) llama a esta otra cara los “rostros ocultos” de la modernidad. En el
siguiente trabajo desarrollaremos uno de estos rostros ocultos que es el de los
indígenas.
Dussel
realiza una importante distinción entre la época colonial y lo que ocurre en el
siglo XIX con el desarrollo del imperialismo y las ciencias. Señala que durante
la época colonial se dominó a los indios de forma sistemática pero se les
continúo permitiendo cierto uso comunitario tradicional de las tierras y una
vida comunal propia. El golpe fatal lo recibirá del liberalismo del siglo XIX
que pretendió imponer otra forma de concepción de la vida, “ciudadana”, individualista,
comenzando a imponer la propiedad privada del campo, y luchando contra la
“comunidad” como modo de vida, al que estaban acostumbrados los indios.
En
el siguiente trabajo nos referiremos entonces a este segundo momento de la
colonialidad que tuvo un carácter realmente fatal para las poblaciones
originarias. Trabajaremos a partir de la Conquista del Desierto llevada a cabo
por Roca a partir de 1880 en la Patagonia Argentina. Pero más que en la
conquista nos centraremos en la persona de Francisco Perito Moreno (1852-1919),
geógrafo, geólogo, paleontólogo y antropólogo. Por tal motivo el análisis que
haremos se va a centrar en el desarrollo de las ciencias como colaboradora de
esta otra cara de la modernidad, la colonialidad, y en especial de la antropología,
una disciplina que como afirma Quijada (1998) aspiraba a obtener el carácter de ciencia natural. Quijada analiza una
interesante cuestión y es el hecho de asociar a Perito Moreno con la construcción
del Estado nacional.
La
construcción del Estado nacional Argentino estuvo íntimamente ligada a la
Conquista del Desierto. La necesidad de ganar tierras para la producción ya que
en ellas vivía una “raza inferior” cuyas tierras permanecían improductivas, y
la de crear una identidad homogénea argentina llevaron al exterminio cultural y
físico de los indígenas. Quijano cataloga este proceso histórico de formación
del Estado nacional como proceso de homogeneización cultural (racial) por medio
de un genocidio masivo de la población aborigen. Estos son los casos de
Argentina, Chile y Uruguay. La imagen de la barbarie y el desierto justificaron
la aniquilación y el sometimiento, y dieron lugar a la colonización.
Caviglia (2012) señala que la ocupación militar destruyó un sistema cultural, vasto y dinámico,
que nunca pudo recuperarse y, casi ningún grupo, pudo permanecer en sus tierras
originales. Fueron desplazados y marginados a las zonas cordilleranas más
inhóspitas o a los parajes más desérticos de la meseta. Así, un proceso de
poblamiento iniciado doce milenios atrás fue quebrado en pocos años.
Naturalistas y científicos acompañaron este proceso en servicio de la ciencia
y, en definitiva, en servicio de un proyecto político.
Libro Titulado "Las razas humanas", 1921 |
Es
muy importante tener en cuenta el contexto en que se desarrollaban las ciencias
y el apogeo de la teoría de la evolución de Darwin que pasó del campo biológico
al social, con resultados funestos. El interés por el estudio de los restos
humanos indígenas se basaba en una concepción difundida de la antropología
evolucionista del siglo XIX, que consideraba que los grupos indígenas
contemporáneos constituían fósiles vivientes que representaban los estadios más
primitivos de la evolución humana. Francisco P. Moreno consideraban que los
esqueletos patagónicos podrían ayudar a revelar el origen del hombre en el
territorio americano. Moreno pretendía además demostrar el interés que para los
argentinos tiene el pasado más remoto de nuestros precursores en este suelo,
como base de nuestra historia. Aquí nuevamente observamos la interrelación que
existía entre la ciencia y la construcción del Estado Nacional.
Quijada
señala que con el desarrollo científico se produce una mutación en la
concepción que se tenía sobre el indígena. Para la Argentina de ese momento el
indígena podía ser una “salvaje” pero no un representante de lo “exótico” como
sería más tarde a partir de la mirada de la ciencia. Más aún, el indígena como
menciona Quijada tenía un protagonismo político a nivel local, por ejemplo en
la cuestión limítrofe entre Chile y Argentina.
Para
el logro del desarrollo del “progreso y la civilización” había dos caminos para
los indígenas: o su extinción física, o su asimilación a la cultura
civilizadora. Esto último implicaba convertirlo en trabajador productivo,
escolarizar a sus hijos, anular su organización tribal y borrar sus costumbres
e incluso su lengua.
La
importancia de Perito Moreno radica además en que fue el fundador del Museo de
La Plata. Los museos cumplieron un significativo papel en la construcción
simbólica de las naciones modernas. Como señala Mignolo se trata de
instituciones donde se honra y se expone la memoria occidental, donde la
modernidad europea conserva su tradición (la colonización del tiempo) y además
donde se reconoce la diferencia de las tradiciones no europeas.
Como
afirma Quijada no han sido meros “templos del saber” sino que tuvieron un papel significativo en la construcción de las
naciones al actuar como organizadores y unificadores materiales de los
imaginarios colectivos, al servir de instrumento para la incorporación, por
parte del conjunto de la sociedad, de los valores y la particular cosmología de
las élites.
Moreno
dice que la fundación del Museo de La Plata estaba destinada a “contener la Historia Física y Moral de la
República Argentina y del continente sudamericano a través de los tiempos”
El
Museo tenía la función socializadora de exhibir públicamente las colecciones en
las que se plasmaba esa Historia Física y Moral, organizándola evolutivamente
según los criterios más modernos de la época. Se trata de un centro físico
donde se articulaba la construcción nacional con una práctica científica que
actuaba como su fuente de legitimación.
Moreno
también señaló: “Sin el conocimiento paleontológico y
antropológico de la que es hoy la República Argentina, no es posible trazar, ni
siquiera a grandes rasgos, el pasado de América (… y) esto sólo puede hacerse
examinando las riquezas acumuladas en el Museo público de Buenos Aires, hoy
Museo Nacional, y en el de La Plata”
No
resulta extraño entonces que una parte fundamental del Museo estuviera
destinada a las colecciones de antropología física y cultural de los pueblos
indígenas sudamericanos. La colección iba según Moreno “desde el hombre testigo
de la época glacial hasta indio últimamente vencido”
Estos
restos del indio “últimamente vencido” fueron los de un cacique Inacayal que
junto con su familia fue “rescatado” por Francisco Moreno de la isla Martín García
adonde había sido deportado al finalizar la Campaña del Desierto como
prisioneros de guerra, y llevado al Museo de La Plata. Inacayal fue un cacique
Gününa Küne–tehuelche- que nació en Tecka, Chubut, ca. 1833. El interés de
Moreno radicaba en que los consideraba como “muestras vivientes de estadios culturales en
vías de extinción” y que tenían una suma importancia para los estudios
antropológicos, tanto físicos como culturales (costumbres, creencias y sobre
todo artesanías).
DE LA COLECCIÓN DE FOTOGRAFÍAS ANTROPOLÓGICAS: INACAYAL
|
Este caso de alojamiento de indígenas en un Museo antropológico no es único. Las llamadas "exposiciones etnográficas" o "aldeas negras" estuvieron muy de moda en el mundo occidental desde principios de la década de 1870 hasta 1930. Fue una práctica muy
extendida durante el último cuarto del siglo XIX especialmente en Europa donde
grupos étnicos eran transportados desde otras áreas de la tierra para su
exhibición, mostrando su carácter físico, hábitat, vestimenta e industria.
CARTEL ANUNCIADOR DE LA EXHIBICIÓN DE LOS GALIBIS
EN EL
JARDÍN DE ACLIMATACIÓN DE PARIS, 1882
|
INDIOS ONAS (selk´nam)
LLEVADOS A PARÍS POR M. MAITRE EN 1889
|
Fueron
varias las razones que llevaron a desarrollar este tipo de exposiciones. Por un
lado, los países imperialistas deseaban demostrar su capacidad de expansión
supranacional. Hay que tener en cuenta que en la Europa de ese momento el
término “imperialismo” era un concepto ampliamente aceptado por la población.
Se quería además satisfacer el gusto por lo exótico y por último demostrar el
camino transitado por los grupos superiores en el camino hacia el progreso. Fueron
expuestos los siguientes grupos étnicos: cingaleses, kalmukos, pieles rojas,
congoleños, oromos, pigmeos, bosquimanos, incluso gauchos rioplatenses y
obviamente indígenas americanos como los fueguinos, tehuelches y mapuches.
Muchas veces se trataba de exhibiciones itinerantes que se desarrollaron en
1879 en Berlín, 1881 y 1883 en París, en 1887 en Madrid, entre otros. A las
razones mencionadas anteriormente se suma el interés científico donde se los
convertía en arquetipos de su raza. Los tratos que recibieron fueron realmente
inhumanos. Todavía hoy muchos de sus esqueletos se encuentran en los depósitos
de los sótanos de los museos.
EL PRESENTADOR DE LAS EXPOSICIONES
GUILLERMO ANTONIO FARINI
POSANDO JUNTO A PIGMEOS DEL ACUARIO
REAL DE LONDRES
|
UNA POSTAL CON UN PEQUEÑO
GRUPO DE PIELES ROJAS EXHIBIDOS
EN 1911
En
el caso del Museo de La Plata había un total de 12 personas viviendo allí y
formaban parte de la colección viviente de Moreno. Durante el día se les
permitía transitar los pasillos del edificio del bosque platense, que todavía
estaba en construcción. Pero de noche eran encerrados en una habitación del subsuelo.
Las mujeres se ocupaban de la limpieza del museo, el lavado de las ropas del
personal y la confección de telares para la venta; los hombres cumplían tareas
como cavar pozos, limpiar los desagües cloacales y trabajar en la construcción
del edificio que recién finalizó en 1889.
Como
parte de la colección viviente del museo, eran examinados desnudos por
científicos que concurrían a verlos. También se los fotografiaba o se los retrataba
lo que implicaba que se quedaran quietos durante horas frente a un pintor.
En
1888 muere Inacayal en el Museo de La Plata. Sus restos no fueron enterrados.
Al igual que lo sucedido con otros miembros del grupo fallecidos en el museo (como
el caso de su mujer), sus huesos, cerebro y cuero cabelludo, pasaron a formar
parte del Departamento de Antropología del Museo de La Plata y fueron exhibidos
en la Sala de Antropología hasta 1940, en que fueron guardados en sus
depósitos. Inacayal terminó constituyéndose en pieza de museo y fue expuesto
junto con el cráneo del “primer hombre americano”, el patagón antiguo.
Observamos
entonces que esta modernidad que se presentaba tan ilustre, ocultó una serie de
crueldades contra los que no eran como ellos, contra esos “bárbaros” y
“salvajes”. La ciencia y el Estado nacional fueron colaboradores del proyecto
de la modernidad y utilizaron a los indígenas para mostrar su hegemonía, su
desarrollo y progreso, esa civilización de una raza superior.
Pero en la
realidad ¿quiénes fueron los bárbaros?
Lamento por los indios de
Tierra del Fuego
“¿Cómo hablar de los
selk´nam, los haush, los yámana y los alakulufes?
Fueron pueblos poderosos
porque no sólo llegaron sino se quedaron en las tierras más inhóspitas del
mundo.
Eso lo lograron gracias a
su coraje para arrancar sustento de los mares alborotados, de los bosques
nevados, de las pampas abatidas por vientos helados. (…)
Eran bravos, duros enemigos
y tenaces.
Pero también se amaron y
amaron sus islas, cordilleras cuyas cumbres no se hunden en los mares
glaciales. Amaron sus bosques donde anidan pájaros multicolores. (…)
Fueron. Ya no existen sino
unos cuantos, cuyos padres o abuelos eran aquellos que “se fueron.
Hace fines del siglo
diecinueve de la era cristiana, desembarcaron en sus islas unos hombres
extraños; armados de balas, de venenos, de afán de riquezas.
Se apropiaron de las
tierras que luego “limpiaron” para explotarlas sin amarlas.
Después se jactaron de
pioneros, de civilizadores, de sacrificados, servidores, de arquitectos del
futuro, de constructores de naciones. (…)”
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA
VIDEOS
CONSULTADOS
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario